viernes, agosto 31, 2007

El gen egoísta

Tras una recomendación, he empezado la lectura de El gen egoísta de Richard Dawkins, el típico libro escrito por un científico un poco showman, para gente que, como yo, no está versada en la materia de que se trate.

Desconozco el juicio que pueda merecer a expertos contradictores, pero a mí, por el momento, me parece sugerente. Dos ideas formuladas por su autor a modo de premisas, me resultan especialmente simpáticas.

La primera de estas ideas es el individualismo, aunque creo que Dawkins va algo más allá de lo que este término normalmente denota. Dawkins es neodarwiniano pero, a diferencia de Darwin y otros que siguieron su estela, no considera a la especie como sujeto de la evolución sino al individuo o a algo aun más reducido pero en todo caso, vinculado a la idea de individuo: los genes de cada uno. Lo dice muy cruda y claramente: "la unidad fundamental de selección [...] no es la especie ni el grupo ni siquiera, estrictamente hablando el individuo. Es el gen, la unidad de la herencia".

La segunda idea es el egoísmo, una cualidad supuesta de cada gen,que lo lleva a reproducirse y también de los seres vivos que le sirven de envoltorio. "Cualquier ser que haya evolucionado por selección natural sera egoísta" afirma Dawkins y, sigue, tenderá a comportarse de modo que consiga el mayor bienestar propio a expensas incluso del bienestar de otros individuos de su especie y de otras especies. Los comportamientos altruistas que manifiestarían ciertos individuos de diversas especies no serían, sostiene el etólogo, sino una actitud limitada que en circunstancias especiales fomentan los genes para alcanzar mejor sus objetivos.

¡¡Ahí queda eso!!

Por cierto, comentando el tema, una amiga de ideas bastante distantes a las mías, refutaba la tesis del egoísmo de los genes a partir del caso de los lemmings. A parte de saber que es un roedor y de unos vagos recuerdos vinculados a la idea de su suicidio colectivo, no sabía yo demasiado de este animal. Movido por la curiosidad he podido saber que la historia del suicidio colectivo cuando la especie alcanza la superpoblación no es más que un mito. El tema, por lo visto aquí, aquí y aquí es una invención forjada al parecer a partir de un documental elaborado por ¡Walt Disney! en la década de los cincuenta, en el que los lemmings fueron "suicidados" ante las cámaras, pues tanto la espantada como el salto por el acantilado fueron provocados por los autores del documental rodado incluso fuera del hábitat natural de los malogrados bichos.

Lejos de hipótesis que harían las delicias de los ecologistas neomalthusianos empeñados en suicidar a una buena parte de la población mundial para salvar a la especie, lo cierto es que los lemmings no se suicidan; más bien ocurre que, en la búsqueda de nuevo territorio en el que establecerse y encontrar alimento, siempre corren en una sola dirección con el fin de no dar vueltas y avanzan de frente o en contra de cualquier obstáculo, sea este un río, el mar o un barranco. La perseverancia del bicho por encontrar tierra combinada la fuerza de la corriente, con lo ancho del mar o con la ley de la gravedad hacen lo demás.

domingo, agosto 26, 2007

Condiciones de la libertad

Ernest Gellner, en Condiciones de la libertad, explicando el fracaso del marxismo y de otras utopías transformadoras a partir de una idea familiar al pensamiento liberal (al menos al de corte empirista o escéptico).

"Parece que la sociedad humana no se presta a la aplicación de proyectos elaborados con antelación por el pensamiento puro. Hay constreñimientos inherentes a la naturaleza del orden social, constreñimientos que deben ser respetados. La estructura social tiene sus propias razones, de las que la mente nada sabe" (p.40).

El libro, escrito en un lenguaje muy fresco, didáctico y asequible, es muy recomendable.