No sé qué es más reprochable: que un Doctor en Ciencias
Políticas, profesor universitario de Ciencia Política y de la Administración y
candidato al Congreso, cuando es requerido por un alumno (que se había referido
a los derechos civiles, la libertad individual y la ética) a recomendar una
obra de filosofía, aconseje (“por ser tú”)
leer la menos ética y política de las obras de Kant y además confunda su nombre
(¿Ética de la razón pura?) o que un Licenciado en Derecho que trabajó como
abogado y que también es candidato al Congreso afirme que sabe de la importancia
de Kant porque lo ha estudiado y que recomendaría cualquiera de sus obras
aunque también reconoce que él no ha leído ninguna.
¿Quién es consciente de los límites de su ignorancia?
¿Quién quizás los oculta e incluso miente al dar a entender
que ha leído la obra de Kant que recomienda?