martes, julio 11, 2006

Cuando los muertos despertemos

Ha caído en mis manos un tríptico que anuncia un coloquio internacional denominado “Memorial democrático. Políticas públicas de memoria”, organizado por la Generalidad catalana y a celebrarse en Barcelona el próximo mes de octubre.
El texto de presentación está plagado de afirmaciones inquietantes, como por ejemplo la afirmación de que el acceso a la memoria es un derecho civil que la Administración tiene el deber de satisfacer.
Resuenan en mi cabeza los ecos de aquella orwelliana policía del pensamiento y por más que intento ser bienpensante y bienintencionado no logro sacudírmelos ni logro evitar pensar que la Administración usará todo su poder para mantener viva o para borrar definitivamente según qué memoria.
Y si no, al programa del coloquio me remito. En él se encuentran rememorantes referencias tanto a las víctimas del franquismo como a la Shoa o las víctimas del 11 M.
Sin embargo, parece que los organizadores han olvidado algo.
Han olvidado a los millones de muertos causados por la más criminal ideología que conoce la historia: el comunismo.
No soy dado a cuantificaciones, pero el Consejo de Europa, cifra en 92.350.000 los muertos por los regímenes comunistas. Lo digo en letra, por si alguien cree haber leído mal: noventa y dos millones trescientos cincuenta mil muertos.
De estos muertos nadie se acuerda y, en particular, no se acuerdan las administraciones organizadoras del coloquio.
Quién sabe si de este modo los organizadores creen cumplir con su inconfesable cometido: el de perfilar selectivamente nuestra propia memoria.
“Cuando los muertos despertemos” es el título del último capítulo de Koba el Temible, el libro de Martin Amis que comentaba en mi post anterior y efectivamente los muertos del comunismo aún esperan despertar en nuestra memoria.
Tampoco las víctimas del terrorismo etarra (en cierto modo, también víctimas de una deriva de la ideología comunista) parecen ser dignas de recuerdo por la Generalidad catalana, con lo que llego a la conclusión de que la Administración ha decidido que han de ser borradas de nuestro recuerdo.
Sin embargo, a todos ellos, a los olvidados por la Generalidad catalana, a su recuerdo, a su memoria, dedico estos versos que también se leen en el libro de Amis:

No envejecerán como nosotros, los que quedamos:
no les pesará la edad ni les condenarán los años.
Al ponerse el sol y por la mañana
nos acordaremos de ellos.

2 comentarios:

Ignacio dijo...

Muy buen post

Fran dijo...

Parece mentira que una proporción nada desdeñable de políticos, artistas, periodistas y demás se muestre favorable o connivente con el socialismo, una ideología prima-hermana del nazismo, que mató cuatro veces más que este con un sadismo y una ferocidad inimaginables.

Y para el que se muestre escéptico ahí están el Holodomor ucraniano (entre 6 y 10 millones de muertos, de entre los cuales 2-3 millones fueron niños, como causa de la requisa alimentaria punitiva impuesta por los bolcheviques con la intención de exterminar a los Kulaks), los Jemeres Rojos de Pol Pot que exterminaron a la cuarta parte de la población de Camboya (2 millones), los fusilamientos en masa en todos los lugares donde los comunistas tuvieron algo de poder (Katyn, con 21857 fusilados, Paracuellos, 4021 fusilados...), Mao Zedong y sus saltos adelante (70 millones de muertos), el Gulag (50 millones pasaron por estos campos muriendo en torno a la mitad, 25 millones) , el Laogai chino, Fidel Castro (87000 muertos), Mengistu, Enver Hoxha...

¿Qué tienen que decir nuestros progres de estos terribles hechos tan IRREFUTABLES como los crímenes de nazismo? Supongo que una serie de chorradas demagógicas, acusaciones y justificaciones grandilocuentes que forman una grasienta empanada de imposible digestión.