viernes, septiembre 14, 2007

Perdedores radicales

Interesantes las reflexiones de Hans Magnus Enzensberger en El perdedor radical sobre las motivaciones de los terroristas islamistas. Lejos de explicaciones simplistas y maniqueas, Enzersberger pone el acento en la necesidad de castigar a otros por el fracaso propio. Esta tentación, tan humana, se habría visto agudizada, en el caso de los mulsumanes, por cierta herida narcisista padecida a consecuencia de observar la enorme desviación existente entre, de un lado, la creencia en la superioridad de los musulmanes respecto de los infieles y, de otro lado, la inmensa debilidad cultural y el atraso político, económico y social en que se encuentran los países que integran la ummah musulmana.
En ese contexto, afirma, se llega a la conclusión de que "el mundo exterior hostil no tiene otro propósito que el de humillar a los musulmanes árabes. Por consiguiente reaccionan con irritabilidad extrema a cualquier ofensa, supuesta o real. No es ningún secreto lo fácil que es instrumentalizar tales susceptibilidades. Todo colectivo de perdedores es proclive a lo estados de crispación que pueden explotarse políticamente".
Respecto de las causas del atraso, Enzensberger apunta al pobre del capital humano con el que las sociedades musulmanas han tenido que afrontar la modernidad. Cita el caso de la implantación de la imprenta, que se retrasó tres siglos pues fue saboteada por los jurisconsultos islámicos que no admitían la existencia de otros libros junto al Corán. En cualquier caso, sin descartar la concurrencia de otros factores (probablemente todos ellos de tipo endógeno), lo cierto es que "la total dependencia económica, técnica e intelectual de 'Occidente' resulta difícil de soportar para los afectados" que quedan, de ese modo, a la entera disposición de cualquier líder mesiánico que, paradójicamente, no superaría ningún sencillo test de fidelidad o integridad religiosa y cultural.

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