jueves, noviembre 17, 2005

Propiedad: el derecho y lo demás

El desprecio de muchos juristas post o filo marxistas hacia el derecho de propiedad alcanza en algunos casos el paroxismo y el ridículo.

El colmo del sinsentido lo he encontrado hoy al ver como aquí Luigi Ferrajoli, un jurista de izquierdas italiano, distingue entre el derecho de propiedad y los singulares derechos de propiedad sobre bienes en los que se concreta.

El derecho a convertirse en propietario o el derecho a disponer de los propios bienes “son completamente diversos de los derechos reales sobre bienes determinados adquiridos o alienados gracias a ellos”.

El derecho de propiedad, por ser universalizable bien podría ser considerado un derecho fundamental, pero en ningún caso podrían serlo los derechos sobre bienes pues mi propiedad sobre los mismos excluye para esos bienes a la propiedad de otros.

Estos segundos derechos sobre bienes podrían ser limitados, por ejemplo, por la vía fiscal, sin que por ello quedase alterado el genérico derecho de propiedad.

Siguiendo esa lógica, cabe pensar, digo yo, que una hipotética confiscación de todos los bienes propiedad de todos los individuos ¡¡en ningún caso podría ser considerada como una medida vulneradora del derecho de propiedad de esos mismos individuos!!

Pero el delirio lleva a nuestro jurista incluso un poco más allá. Movido por el ánimo de hacer internamente coherente a su teoría, en un determinado momento traza una curiosa analogía entre la relación del derecho de propiedad con las propiedades y la que se da entre la libertad de conciencia y los pensamientos o también entre la libertad de expresión y lo que se dice: “También son inevitablemente diversos los pensamientos que cada uno puede expresar en uso de la libertad de manifestación del pensamiento”.

La conclusión final no la saca él pero la sacaré yo:

Si la confiscación de un bien o de todos en nada afecta al derecho de propiedad por ser distinto el derecho de las singulares propiedades en que se concreta, en nada quedan afectadas la libertad de conciencia o expresión si se sanciona a alguien por pensar de un determinado modo o de cualquiera o por hacer expresas sus opiniones cualesquiera que sean, ya que una cosa es la libertad de conciencia o expresión y otra distinta los pensamientos o expresiones en que se concreta.

Un sinsentido y un despropósito que debería dejarnos perplejos y llevarnos a reflexionar hasta donde esta dispuesta a llegar la izquierda con tal de denigrar a la propiedad y al pensamiento liberal.

2 comentarios:

Alberto Neira dijo...

Bienvenido al mundo de los juristas liberales, que mal lo pasamos luchando contra la banda de juristas antiliberales que son inmensa mayoria.

apfner dijo...

Y que lo digas. La proporción, o mejor, la desproporción es apabullante, pero algunos hay que merecen la pena aunque la mayoría son más bien filósofos políticos. Mi último descubrimiento es Oakeshott.